domingo, 14 de enero de 2007

Hola

El saludo puede parecer de lo más cotidiano, pero a mi me tiene tremendamente entretenido. Yo me pregunto ¿Cuál es el significado de saludar? El saludo, en escencia, es el anuncio de nuestra presencia y existencia, e implica necesariamente a un interlocutor que lo asimile. Es básicamente como decir "¡Hey! ¡Mírame, aquí estoy! ¡Y tú tambien, WOW! =D ". Es precisamente ese fanfarroneo de la propia existencia y esa alegría de ser notado lo que tanto me divierte (no sé, es que retiene una inocencia muy bonita, muy alegre e infantil).

Existen en una amplia variedad, pero el más impregnado de ese espíritu de conexión y calidéz humana que tanto yo adoro es aquél en el que se levanta un brazo y se sacude la mano, ya sea en un movimiento controlado de izquierda a derecha o escandalosamente y sin un sentido definido. Por su pantomima atrevida es, definitivamente, el que mejor expresa la alegría humana de saber que yo estoy aquí y tú tambien y todo está muy bien en este preciso momento.

El saludo, pienso yo, debería ser más frecuente e indiscriminado; sería terapéutico de vez en cuando ser recordado de que uno no está solo en este frío y estúpido mundo. Sí sí, las personas que se conocen ya se saludan todo el tiempo pero yo estoy hablando de una revolución en el saludo, un nuevo saludo que uno pueda practicar con cualquier persona en cualquier momento con el solo propósito de cosquillear su humanidad. La naturaleza actual del saludo sirve para esto, la revolución más bien debe darse en la selectividad con la que lo utilizamos: "No te conozco, no te saludo. Te privo de mi reconocimiento." (qué amargado y antisocial).

En algun momento de mi vida me imaginé dirigiendo un movimiento para promover el saludo, algo como "¡Salude a alguien hoy, haga un amigo!". Yo repartiría volantes y panfletos a peatones en calles y centros comerciales:

- "'¡Hola! ¿Cómo le va?"
- "¿Qué?"
- "¡Lo estoy saludando, tenga un panfleto!"
- "¿Qué?"

En mis panfletos explicaría los beneficios psicológicos y de salud inherentes al saludo y refutaría toda esa propaganda anti-saludo de revistas médicas que pretenden convencernos de que es poco saludable tanto contacto físico entre las personas - "Lo que ellos quieren es separar a la humanidad, Johnson." - diría, dirigiéndome al conductor del programa de TV - "¡Quieren volvernos unos neuróticos antisociales! ¡JAJAJAJAJAJAJA!" - y Johnson reiría conmigo y me daría un firme apretón de manos (en otras palabras, me saludaría) en signo de simpatía.

Pronto, como es de esperarse, el movimiento atraería la atención de los medios y esto naturalmente resultaría en un deseo colectivo de participación. ¡La gente se saludaría constantemente! Al principio todo progresaría maravillosamente claro, las personas dejarían de ser tan cohibidas entre ellas, completos extraños entablarían conversaciones profundas e interesantes, la generalidad de la gente se sentiría más a gusto con ella misma y con los demás. Al menos hasta llegar al punto crítico, el punto en el que el movimiento se volvería más bien una epidemia de saludos, una peste. La sociedad se empezaría a dar cuenta de que es realmente impráctico estar saludando a cuanto mentecato se le para a uno en frente, sería una pérdida de tiempo tremenda, ¡Una distracción constante con resultados devastadores en la producción de las cosas más básicas! Los campesinos pasarían el tiempo charlando entre ellos en lugar de plantar y cosechar, los abogados, maestros, banqueros, todos charlando y saludando en lugar de hacer su trabajo, ¡Imagine las implicaciones de tal pérdida de eficiencia! ¡Caos, caos en toda la sociedad!. Al final la gente se daría cuenta de esto (cuando ya hayan habido guerras y ejecuciones, claro) y todos harían un regreso gradual a sus amargas y cotidianas vidas antisociales. Por eso mejor nunca hago nada.

Para finalizar esto tengo que decir que amo la palabra "Hola". Esas cuatro letras juntas en ese orden particular adquieren una brevedad de inocencia casi infantil muy enternecedora. El otro día un niño pequeño, muy pequeñito y chiquitito, levantó la mirada para voltear a verme y mientras sus dos ojos enormes veían a los míos me dirigió la palabra... - Hola - me dijo en la más cautivadora inocencia. Mi corazón se estremeció y por un momento quise llorar, pero me contuve y le respondí - Hola. El momento resultó demasiado intenso para mi endeble constitución emocional, miré en todas direcciones y procedí a efectuar el gracioso escape con la elegancia que pudiera quedarme. Esta ha sido una de las conversaciones más profundas que he tenido en mi vida - dijo Oscar apuntando al techo con el dedo índice mientras sacudía la misma mano indicando un énfasis exagerado, produciéndo así un efecto de incertidumbre en el lector: ¿Está Oscar solo bromeando o en realidad se lo tomó muy en serio?

2 comentarios:

autodidacticus dijo...

Hi, Oscar. I left you another reply on my blog. Thanks for the great discussion!

Cerebros Prometéicos dijo...

Hola oscar...
soy el Xolo, de Ateismo desde México
:P

quiero decirte que coincido bastante contigo en este tema...
aquí donde vivo, en la ciudad, se siente genial cuando gente que no conoces te saluda... te eleva el animo..
pero esta "tradición" (por decirlo de algún modo un poco formal), se vuelve fastidiosa cuando vas a un pequeño pueblo y todo el mundo te saluda, levantándote el sombrero y diciendo "¡Buenos días!"... oir eso 50 veces al dìa le quita el encanto ='(

ah. por cierto: http://www.fotolog.com/eleberr