viernes, 11 de enero de 2008

El amor amargo

Me enaomré de esa melancolía oportuna y dolorosa, y duró lo que dura el ocaso.

Tu ausencia es un par de alas que no quiero.

Anochece y el suicidio implícito y pequeño de cada cigarrillo que te fumo... me consuela.

El incómodo punto intermedio, el tiempo, y simplemente demasiadas, demasiadas cosas:
Una sobrecarga sentimental.

Dos conciencias nubladas de secretos.

Desesperación tácita.

Y esa palabra que nos prohibimos: Amor.

La contradictoria experiencia humana, la triste y desolada condicón humana. La equivocación y la dicha.

Eres ese color que nunca entendí, esa tortura sutil de la que me enamoro más con cada noche empapada de lágrimas que pasa.

Y yo para ti solo soy otro jovencito enamorado, tonto, inadecuado.

Ya no sé qué hacer.

El ocaso ya no me hace sonreír, ni la música en los números, ni las formas ni las palabras; súbitamente todas las cosas son migajas.

Quisiera ser valiente y protegerte de mi estado miserable con risas y mentiras, quisiera ser valiente para no decirte que todavía soy vulnerable a cada movimiento y cada risa que me regalas, pero temo que si no sabes lo que siento, no te vas a permitir otro abrazo tibio mío.
Pero tú no eres perfecto.

Y el momento en el que te leo este poema no es perfecto.

Y yo soy un desastre, si tú no estás conmigo.

Quizá hoy, quizá algun día.

Solo espero que recuerdesque el tiempo sí es perfectoy si hay algo que me quedaes el tiempoque todavía está de mi lado.

El amor duele, duele como solo el tiempo sabe.

No hay comentarios.: