lunes, 16 de abril de 2007

Dos dólares

El muchacho quizá venía de Hungría, o de Kazajstán, él venía de la alta sociedad (húngara) (permíteme comentar al respecto: ellos hacen cocktail parties e imitan a la gente en películas de María Felix [y Joe D'Alessandro si son muy izquierda, muy antiestablishment]) y nunca había visto unos jeans tan hermosos. Todos podíamos ver que los idealizaba, seguramente imaginaba destellos cubriendo la superficie de los jeans, sus (casi suyos) jeans metafóricamente dorados... él debía comprarlos (porque, tú sabes, vivimos en el capitalismo, lo cual es una obviedad innecesaria de aquellas que los libros de texto [jajaja, solo los que son de texto] hacen ver elegante).

Y es aquí donde la trama se complica: En su bolsillo descansaba (rested) decadentemente UN! billete de dos dólares. $2, de aquellos que ya no se manufacturan anymore... Los jeans, los jeans dude! man! Debían pertenecerle porque él era húngaro del tipo B, del tipo Joe D'Alessandro; todos sus amigos cocktail lo admirarían y congratularían, él se imaginaba con los glowy american vintage jeans, rodeado de jovencitos hermosos y (húngaramente) sofisticados.

Lo hizo. Compró los jeans con dos dólares irremplazables que su tía Elna le había obsequiado. Fue un trueque conveniente debido a que él tenía otro billete en Hungría.

Una vez de vuelta en la tierra madre, durante una cocktail party de la high society húngara:

- Esos Jeans.
- Son sublimes.
- Lo sé.
- ¿Dónde, cómo...?
- En América. Tuve que pagar con mi billete de $2, pero JA! tengo otro.

...y aquí viene la punchline...

- ¡Pero ahora no podrás hacer tu ingenioso chiste a cerca de que tienes DOS billetes de DOS dólares!

Lo cual en Hungría es... digo... no hay forma de salirte de esto, si no tienes los dos dólares, los dos billetes con dos dólares no puedes hacer la broma y después decir ¨Digo, si todavía los tuviera, JA-JAJ-A-JA-JA-JA-JA¨ o sea, NO, no lo puedes hacer ver gracioso, it is NOT funny anymore.

Él sacrificó mucho más que un billete raro, mucho más de lo que pensaba.

Moraleja: él también tenía cabellos de oro y un rostro sutil. Ningún hombre lo resistiría, haría latir los más duros, oscuros, maduros corazones. "No no, yo no, yo no soy... ... .... "así" - "así" con voz secreta".